Tras un comienzo flojo, en la Berlinale se proyectaron una serie de películas de enorme calidad.
Festival de Berlín: Así como con directores como Lila Avilés, Zhang Lu y Philippe Garrel. El detalle de las cintas destacadas
Cuatro grandes filmes que se presentaron en el Festival de Berlín
Berlín es el único festival de los llamados grandes.
–los otros, los que conforman algo así como el Grand Slam del cine, son Cannes, Venecia y Toronto–.
Esto que transcurre en una época del año un tanto áspera.
Los demás existen en temperaturas primaverales, aptas para ver gente en terrazas de bares bebiendo sus cafés, cervezas y vermouths.
Este, en cambio, sucede en medio del viento, del frío y, esta vez, de una persistente lluvia.
Con el correr de los años el cambio climático ha modificado un poco el aspecto de la ciudad.
La Berlinale solía ser un festival rodeado de nieve y de temperaturas largamente por debajo de los cero grados.
Ya hace unos años que la nieve no se hace presente y es muy raro llegar a esas temperaturas negativas en febrero.
Pero la nieve, al menos para los latinoamericanos que estamos tan poco acostumbrados a ella, le daba un cierto encanto.
Ahora puede hacer un poco menos de frío, es cierto, pero la lluvia, el viento, el permanente gris del cielo.
Así como los charcos de agua en la calle invitan a evitar el espacio público como sea.
El símbolo del Festival de Cine de Berlinale
¿Qué mejor entonces que ir al cine?
A falta de la tentación de otras opciones más turísticas, a veces suena más apetecible.
Digamos, meterse en un cine calefaccionado a ver un film experimental de tres horas que andar contagiándose diversos virus por las calles de Potsdamer Platz.
Del COVID mucho no se habla pero meterse en una sala de cine acá es entrar a un océano de toses de todo tipo y forma.
Todos los días hay anécdotas de colegas enfermos, en cama, sintiéndose mal.
Los tests por lo general dan negativos.
Así que lo que hay aquí parece ser más una cadena de variadas gripes que no ayudan demasiado a la atmósfera general.
Habría que pensar en esta post pandemia si no sería conveniente mudar un evento de estas dimensiones.
Además de cantidad de gente agolpada en las salas al menos a marzo.
Pero los festivales son, en definitiva, sus películas.
Y la Berlinale, tras un flojo comienzo, ha ido mejorando la puntería, como esos equipos de fútbol que de a poco van acomodando su táctica.
Así como estar agarrando al rival con la guardia baja cuando creen que poco y nada tienen para ofrecer.
Tras un comienzo inusualmente flojo de la competencia –uno que traía a la memoria viejas épocas de este festival.
El cual se caracterizaba más por su compromiso político que estético–, la programación fue mejorando hasta alcanzar la calidad que uno espera o ansía.
La directora Lila Avilés y la actriz Naima Senties en la conferencia de prensa para promocionar la película ‘Tótem’.
Una de las películas que ha dejado en evidencia ese cambio fue la mexicana Tótem, de Lila Avilés.
El cuale s un drama con toques de comedia acerca de una extendida familia que le prepara el cumpleaños a uno de ellos.
A el joven Tona, que está gravemente enfermo, lo que convierte al evento más en una despedida que otra cosa.
La película, que transcurre casi en su totalidad en una gran casona de la Ciudad de México, está contada desde el punto de vista de Sol.
La cual es la hija de siete años de Tona, la más preocupada y triste por la salud de su padre que por esos preparativos.
Escena de «Tótem»
A lo largo del film, que transcurre a lo largo de un día, veremos a tías, primos.
Así como de amigos caóticamente organizar el evento y lidiar a su modo con el hecho trágico que lo rodea.
Pero la niña no parece estar para festejos y observa todo con cierta incomprensión. Más allá de la densidad y tristeza que provoca su tema.
Se trata de un retrato sutil y, en su expansiva cacofonía de gritos y peleas, muy latinoamericano.
Así como de cómo una angustiada familia lidia con la inminente tragedia.