El Festival de Jazz de Polanco se llevó a cabo en el Teatro Ángela Peralta, en el Parque Lincoln – Rosario Servin
El espacio al aire libre, en el Parque Lincoln, lució abarrotado para vivir la segunda jornada del encuentro.
El cual fue que reunió a estrellas del género en nuestra región, desde Joao Henrique hasta Louise Phelan.
El jazz es un mundo de posibilidades.
Una de las bondades del jazz es que, más que un género, se le puede concebir como un espacio perfecto para la comunión de géneros.
En su libro Musicofilia, el neurólogo Oliver Sacks retomó al escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke, quien.
Esto, en su libro El fin de la infancia (1953), parafraseando, reflexionaba sobre lo curioso que podría resultar para una especie extraterrestre superior.
El cual es de observar cómo toda una población, de miles de millones de individuos,.
Con esto disfruta de escuchar pautas tonales probablemente sin sentido para aquella inteligencia de otro tipo.
Además de que no deja de sorprenderse de cómo el llamado ser humano dedica gran parte de su tiempo a eso que llama música.
A citar:
“Si los Superseñores de Arthur C. Clarke se quedaron atónitos cuando aterrizaron en la Tierra y observaron cuánta energía”.
“El cual es de quien dedica nuestra especie a crear y escuchar música, se habrían quedado estupefactos al comprender que”.
“Aún en ausencia de fuentes externas, casi todos tenemos música sonando sin cesar dentro de nuestras cabezas”.
Dicha referencia queda como anillo al dedo para hablar sobre las posibilidades del jazz.
Así cómo este género es perfecto para echar a volar toda esa capacidad creativa tonal, propia de nuestra especie.
Así quedó sentado la tarde de este domingo, en la segunda y última jornada de la decimosexta edición del Festival de Jazz de Polanco.
El cual que puso en oídos de todos los asistentes al Teatro Ángela Peralta, en el Parque Lincoln, un abanico de jazz en toda su riquezas.
Así como de sus posibilidades de fusión con el blues, la música caribeña, el bossa nova.
Además del funk, la psicodelia, el son jarocho, el flamenco, en fin.
Todo ese maridaje que solo el jazz, en particular aquel que se ejecuta en vivo, puede permitirse.
Un domingo para el blues
Este domingo, desde las primeras horas del encuentro, las gradas del Ángela Peralta estaban prácticamente llenas.
Además del porque se abrió fuerte, como una continuación natural de la vara tan alta que dejaron las agrupaciones que se presentaron el día anterior.