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Por qué la mascarilla quirúrgica se convirtió en símbolo de protesta en Estados Unidos

Es el símbolo definitorio de la pandemia, una representación visual del coronavirus. En Estados Unidos, la mascarilla quirúrgica solía ser parte únicamente de las series sobre hospitales y las salas de operaciones, pero ahora el rostro descubierto resulta ser la elección alternativa. El cubrebocas es un dispositivo de salud pública, pero también se ha revelado como una máscara tal cual: una herramienta en un ritual social, un objeto fetiche que representa la política, la expresión de género y la relación de la persona que lo usa con la verdad.

Para quienes deciden portarla, usar cubrebocas es una expresión visual del deber cívico, una afirmación de la autoridad científica y una muestra de respeto. Para sus detractores, es una señal de debilidad, emasculación y engaño. La mayoría de los estadounidenses acepta los beneficios médicos de los cubrebocas, pero quienes no lo hacen en su mayor parte son hombres y republicanos. Su retórica roza ideas racistas sobre las culturas asiáticas, donde se ha vuelto normal usar cubrebocas en público. Además, contribuye a décadas de esfuerzos por parte de la derecha para fusionar las palabras “decadente” y “liberal”, con el fin de representar todo un tramo del espectro político como una afectación femenina.

Entre sus filas se encuentran R. R. Reno, editor de la revista religiosa conservadora First Things (“Cubrebocas = cobardía impuesta”, escribió en una diatriba de Twitter acerca del “régimen” del cubrebocas) y Donald Trump (“No siento que sea para mí”, dijo, incluso mientras anunciaba el lineamiento de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades con el que se animaba a la gente a usar cubrebocas en público). El mes pasado, mientras Trump recorría una fábrica de cubrebocas en Arizona sin portar uno, sus simpatizantes interrumpieron afuera del edificio a la reportera BrieAnna J. Frank, que sí estaba usando cubrebocas. “Es una sumisión. Es igual a ponerte un bozal. Te hace lucir débil… sobre todo a los hombres”, le dijo uno de ellos.

Para estos hombres, ponerse cubrebocas es señal no solo de cobardía, sino de hipocresía. Quienes usan cubrebocas son acusados de ser cobardes temerosos, pero también de exagerar cínicamente la amenaza del virus. El cubrebocas se representa como un escudo ofensivo y como un accesorio en una mascarada de corrección política. Un correo electrónico reciente de la campaña de Trump decía que Joe Biden “vivía en un sótano y era un exhibicionista de virtudes” y lo acusó de coludir con “las personas en los medios que tratan de avergonzar a la gente por no usar cubrebocas” y de engañar a los ciudadanos poniéndoselo solo cuando las cámaras lo graban.

La implicación es que las personas que eligen usar cubrebocas no solo se están protegiendo, sino que también están atacando al presidente y a sus simpatizantes. Hace poco apareció un letrero en la puerta de un restaurante en Texas donde se prohibían los cubrebocas: “Debido a nuestra preocupación por nuestros clientes, si SIENTEN (no piensan), que necesitan usar un cubrebocas, entonces deben quedarse en casa hasta que SIENTAN que es seguro estar en público sin usar uno”, decía.

Incluso para quienes creen en sus beneficios sanitarios, el cubrebocas tiene un papel simbólico, y esas dos funciones están relacionadas. Los hechos de la transmisión —los cubrebocas son más efectivos cuando los usan las personas infectadas, muchas de las cuales tienen pocos síntomas o son asintomáticas— han requerido la creación de una justificación moral para que las personas que de otra manera están sanas los usen. El cubrebocas “significa fuerza y compasión por los demás”, tuiteó hace poco Roy Cooper, el gobernador demócrata de Carolina del Norte. Mientras tanto, los defensores de los cubrebocas sugieren que quienes se rehúsan a usar cubrebocas solo se están engañando a sí mismos. Un estudio de las actitudes de los estadounidenses respecto de los cubrebocas halló que es menos probable que los hombres crean que serán “gravemente afectados por el coronavirus”, aunque la realidad es que los varones son los que se enferman más. “Esa actitud de macho le ha costado la vida a la gente”, dijo Biden después de que Trump retuiteó una crítica dirigida al candidato por usar cubrebocas.

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