El juez Villena le encargó a la Policía de la Ciudad la pericia de los teléfonos y tablets secuestrados a los tripulantes del avión sospechoso
El magistrado decidió correr a las fuerzas de seguridad nacionales porque están involucradas en la investigación.
Sin embargo, el operativo en el hotel durante la madrugada estuvo a cargo de la PFA
El operativo realizado esta madrugada en el hotel Hotel Plaza Central Canning de Ezeiza.
Lugar donde están alojados los 5 iraníes y los 14 venezolanos que viajaron en el avión de Emtrasur.
Aunque terminó a media mañana con un total de 18 teléfonos secuestrados y 7 tablets.
Es una prueba clave para avanzar con la investigación judicial.
En esos aparatos podría haber información desconocida sobre los tripulantes, aunque ya pasó una semana desde el aterrizaje en Ezeiza.
Por ese motivo, el magistrado decidió encargar esa pericia al área de Cibercrimen de la Policía de la Ciudad.
“No fue un allanamiento técnicamente, se secuestró material de interés para la causa”, explicó una fuente de la investigación.
El procedimiento comenzó a la madrugada y estuvo a cargo del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA) de la PFA, que dispuso unos 25 agentes.
Sobre el final se sumaron un puñado de agentes de la Policía de la Ciudad para llevarse los aparatos secuestrados.
De esa manera, las pericias quedarán a cargo del área de Cibercrimen.
Ya que estuvo al frente de decenas de investigaciones sensibles como la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman.
El juez decidió apartar a las fuerzas de seguridad nacionales que dependen del ministro Aníbal Fernández porque la PSA y la PFA estuvieron involucradas.
En dicho operativo para revisar el avión (la semana pasada), y ahora están bajo investigación.
“No hubo resistencia de los tripulantes, hasta entregaron las claves de los teléfonos”, apuntó una fuente que monitoreó el operativo en el hotel.
La Policía de la Ciudad cuenta con la tecnología necesaria para abrir los teléfonos si fuera necesario.
Anoche había trascendido que los venezolanos de al tripulación tenían previsto abordar un avión de Conviasa, la aerolínea venezolana dueña de la aeronave inmovilizada.
Esa aeronave finalmente no aterrizó esta madrugada en Ezeiza.
Una fuente judicial descartó que el operativo de esta mañana en el hotel de Canning tenga relación con ese trascendido.
El procedimiento es unas de las medidas de prueba solicitadas por la fiscal Cecilia Incardona, quien firmó un requerimiento de instrucción.
En el cual causa que se inició por la denuncia presentada por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA).
El expediente judicial ya acumuló tres causas con el mismo objeto procesal:
La denuncia que realizaron los diputados López Murphy y Gerardo Milman.
En conjunto con el consultor aeronáutico Franco Rinaldi, otro expediente que impulsó el juez Villena al extraer testimonios, y finalmente la denuncia de la DAIA.
Bajo secreto de sumario, el juez activó el procedimiento en el hotel, donde los pasajeros fueron identificados y se tomaron sus huellas dactilares.
Tal como habían pedido el diputado Milman.
Además fueron formalmente notificados de la causa y se le prohibió la salida del país.
En las próximas horas, el juez Villena seguirá ordenando medidas de prueba.
La DAIA pidió ayer que se libre un oficio a la compañía que recibió las autopartes, al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
El cual había sancionada a la aerolínea venezolana, CONVIASA.
Y busca que se libre un exhorto a Interpol para que se expida al respecto de los pasajeros que venían en el vuelo.
El juez Villena intervino recién el sábado a la mañana a partir de un habeas corpus del abogado Rafael Resnick Brenner.
El juez le pidió información a Migraciones, a la PSA, a la ANAC, a la Aduana, y a la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA).
Aunque el domingo a la noche rechazó ese pedido, pero mantuvo las restricciones sobre los pasaportes.
Resnick Brenner ya no defiende a los tripulantes. “Solo me contrataron para el habeas corpus”, le dijo a este medio.
Ayer, el juez prorrogó el secuestro de los pasaportes por 72 horas. Fue una manera de ganar tiempo para reunir toda la información posible.