Más mujeres deberían ser entrenadoras de deportes para niños varones
La presencia de mujeres entrenadoras ayuda a reforzar un mensaje claro e importante para padres, niños, y otros entrenadores:
Mujeres: Las mujeres están preparadas. (Molly Magnell for The Washington Post)
“Entrenadora Abby, ¿Por qué es usted mujer?”.
Esta fue la primera pregunta que me hizo Cameron, de siete años, en nuestra práctica inaugural de fútbol bandera.
Sospecho que sus compañeros, todos varones, se preguntaban lo mismo.
Más tarde, su madre mencionó que el niño también le había preguntado a su padre al respecto.
Al igual que la mayoría de los niños en los deportes, Cameron nunca había tenido una entrenadora mujer.
Incluso en un momento en el que las mujeres están asumiendo cada vez más roles de liderazgo en las ligas profesionales
—Las Grandes Ligas de Béisbol, la Asociación Nacional de Baloncesto y la Liga Nacional de Fútbol Americano—.
Ademas que en los deportes infantiles y juveniles, donde los entrenadores son principalmente voluntarios.
Con esto, más de 70% de los entrenadores son hombres. Solo 2% de los equipos masculinos son dirigidos por mujeres.
Este es un problema para la sociedad.
Porque significa que en uno de los entornos más formativos en los que los niños ven a los adultos tomar las riendas.
Ademas que no los estamos exponiendo al liderazgo femenino.
¿Por qué no hay más mujeres entrenadoras?
Para las madres, la carga de trabajo del hogar —incluido el trabajo de gestionar la vida de los hijos— a menudo ya está desequilibrada.
Simplemente no tienen la energía o el tiempo.
Pero como alguien que ha entrenado a niños en múltiples deportes.
Ademas que cuya labor diaria es lograr que entrenar deportes infantiles sea más fácil y accesible.
Por ende, yo agregaría una razón más insidiosa: las mujeres no siempre son bienvenidas.
Abby Braiman entrena a su equipo de fútbol de bandera.
Solemos esperar que los hombres sean los que estén involucrados en los deportes de sus hijos.
Pero los hombres también son más propensos que las mujeres a afirmar tener pericia deportiva.
En los deportes infantiles, esta suele ser una falsa pericia.
La realidad es que menos de 10% de esos entrenadores tiene alguna capacitación pertinente.